“Parece pis y le gusta a todos”. Decía una amiga de la adolescencia cuando, jugando a un conocido juego de mesa, en el que los participantes, debían adivinar a que se refería con una explicación sobre una palabra concreta sin decirla directamente, le tocaba describir la cerveza.
Por aquel entonces, la cerveza no era algo que a mi entender, les gustara a todos. Sin embargo, mi amiga, tenia razón. En los dos aspectos, parece lo que parece y les gusta a casi todos.
Esta bebida de origen milenario, con muchos posibles orígenes, diversas recetas y procesos de elaboración, cuenta en su haber con millones de acérrimos y devotos catadores.
Apreciar una buena cerveza, conlleva un buen entrenamiento para el paladar. Matices, sabores, texturas, intensidad. Elaborar la cerveza perfecta, no es tarea fácil. Aunque para gustos los colores, dar con la receta ideal de cada marca, artesana o no, ha llevado consigo, años de pruebas y catas.
En aquellos tiempos en los que mi amiga alardeaba de ser fan de la cerveza, era difícil encontrar algo diferente. Lo más habitual, era encontrar en el mercado las marcas más conocidas y tipical spanish. Afortunadamente, hoy, la cerveza, como el buen vino, ha ganado en variedad y en un lineal de supermercado, puedes encontrar las más diversas cervezas, variedades y gamas. De importación, nacional, artesana o industrial. No hay fronteras para la cerveza.
De elaboración supuestamente sencilla, la fabricación de esta bebida, se ha convertido en los últimos años, en el hobby de muchos. Adquirir un kit de cerveza y elaborar la tuya propia en casa, esta al alcance de cualquiera. Sin embargo, para las mentes curiosas que aun desconocen como se elabora la cerveza, hemos hablado con Boada Tecnología, que saben de maquinaria para elaborar esta apreciada bebida. De su mano, hemos conocido el proceso de elaboración cervecera.
Como se fabrica la cerveza
Para elaborar una buena cerveza, lo principal, es obtener la materia prima. En este caso, como ocurre con el vino, sin un buen grano, equivalente a la uva, el resultado, no será el deseado.
La cerveza puede hacerse con cebada cruda, trigo, avena o centeno. Lo más habitual es utilizar la cebada cruda. El grano de elección, ha de secarse antes de proceder a elaborar la cerveza. La cebada malteada, es aquella que esta en proceso de germinación. Este paso es necesario para que se formen las enzimas necesarias para convertir el almidón de los cereales en azúcar.
Por tanto, el primer paso de la elaboración de la cerveza, es el malteado. Dependerá del grado de tostado que se obtenga durante el malteo de la cebada, se obtendrán maltas con tonalidad más clara u oscura. Esto aportará el color característico a la cerveza.
Seguido del malteado, va la molienda del grano. En este momento se tritura la capa exterior del grano, tras romper la capa interna para que el liquido de sacarificación entre en contacto con el grano entero. Este paso es critico pues hacerlo de forma incorrecta afectará directamente a la cerveza.
Alcanzado el punto de molienda necesario, se procede a mezclarlo con agua para preparar el mosto cervecero. La composición de la cerveza es mayoritariamente agua, con un ochenta y cinco o noventa por cien de contenido final.
Durante este proceso, conocido como macerado, la malta se mezcla con el agua en diferentes tiempos y a diferentes temperaturas, dando lugar a los procesos químicos naturales y necesarios para que el almidón se convierta en un azúcar fermentable. El resultado final de este proceso es la conversión del azúcar en alcohol. La duración del mismo oscila entre una y dos horas.
Una vez finaliza la maceración, llega el turno de la filtración del mosto obtenido. Es decir, se separa el líquido de los restos de malta. Esto se hace a través de una cuba o un filtro de prensa que separa el elemento líquido, del elemento sólido, llamado bagazo y reutilizado para alimentación animal.
El mosto se lleva a ebullición con la finalidad de introducir los aromas, matices y el amargor de los lúpulos añadidos. Durante este proceso de ebullición, se produce la pasteurización del mosto, se coagulan las proteínas y se evaporan los aromas no deseados.
Esta parte del proceso suele dura una o dos horas, dependerá del estilo de cerveza que se este elaborando y el resultado que se quiera obtener. Finalmente, se somete al mosto a un centrifugado cuya finalidad no es otra que la de eliminar las proteínas y solidos que deja la sedimentación del propio lúpulo. Este proceso puede aclarar el mosto.
Finalmente, el momento de enfriar el mosto y airearlo que precede al sembrado de la levadura. Esto inducirá la fermentación, proceso en cual se transformarán los azucares fermentables en alcohol y CO2, generando a su vez, los matices y aromas característicos de la cerveza.
Por norma general, en este proceso cervecero se utilizan las levaduras pertenecientes a las familias larger y ale, que dan nombre a las cervezas con dicha denominación. Este proceso tiene lugar en los tanques de fermentación.
El resultado final de estos procesos, no puede culminar sin un periodo de maduración, durante el cual, la cerveza se somete a bajas temperaturas para estabilizar el sabor y los aromas obtenidos. De este modo, a su vez se consigue el equilibrio entre los diferentes matices que debe poseer una buena cerveza.
Antes de proceder a su embotellado, en las fabricas industriales, tras la fermentación, se filtra la cerveza a los conocidos como tanques brillantes. En ellos se puede carbonatar la cerveza agregando CO2 a alta presión.
Los mas artesanos, filtran la cerveza para eliminar las pequeñas partículas de levadura o restos que puedan quedar en el líquido, obteniendo una cerveza limpia y brillante, lista para envasar.
Que hacer con el resultado final
Ya hemos visto como se elabora la cerveza. No parece excesivamente complicado, aunque los procesos pueden resultar laboriosos, sobre todo a la hora de hacerlo de carácter artesanal.
Es de suponer que, cada maestrillo, tiene su librillo y convertirse en maestro cervecero, conlleva un proceso de aprendizaje a través del ensayo y el error para la búsqueda de resultados concretos. Contando con que la cerveza, al igual que el vino, es un elemento vivo gracias a los procesos de fermentación natural por los que pasan, las posibilidades son infinitas a la hora de obtener resultados diferentes.
Lo que debemos hacer con el resultado final del proceso de elaboración de la cerveza, bien sea este industrial o artesano e incluso casero, es bien sabido por todos los amantes de la misma. Abrirla, servirla y beberla. En compañía o bien acompañada de algún piscolabis.
Disfrutar de una buena cerveza bien fría, acompañada de cualquier otro producto de la tierra o artesano que procure un buen maridaje, es una excelente opción. Porque si, la cerveza, también se marida (como el buen vino) y casa muy bien, con según qué tipo de alimentos. Dejemos a un lado las patatas chip o las aceitunas y los cacahuetes y demos una oportunidad al paladar, degustando una buena cerveza, con un buen queso, por ejemplo, paté e incluso un buen pescado al horno. Según el tipo de cerveza, prueba a degustarla con un alimento que potencie su sabor. Si eres de los valientes que se atreven con todo, cerveza negra o tostada, con chocolate o algún postre, te sorprenderá.
Hasta aquí este breve repaso por el interesante mundo de la elaboración de la cerveza. Tan interesante que dan ganas de ponerse manos a la obra y poder afirmar entonces que así, se hace la cerveza.
