Aunque el trabajo desde casa está lleno de ventajas, como por ejemplo, puedes llevar tus propios horarios, levantarte de la mesa las veces que quieras, trabajar desde cualquier parte del mundo, concentrarte mejor al evitar las distracciones de los compañeros de mesa, parar cuando lo necesitas sin la mirada crítica de tu jefe en la nuca o librarte de atascos infinitos y viajes en metro diarios; este también tiene sus contras, y uno, quizá el más grave, es el riesgo de caer en el sedentarismo.