Siempre me ha gustado la forma en que las personas decoran sus hogares, cómo unos espacios te llaman más a pasar tiempo en ellos, o te ayudan a relajarte y a entrar en un estado de armonía y bienestar.
También me gusta observar la forma en que cada casa transmite algo de la personalidad de quién la habita, como una especie de espejo que reflejara su interior en la forma en que coloca los objetos en el espacio, los colores o cuadros que cuelga en las paredes, las plantas o jardines que tienen.
Más allá de los gustos, siempre me ha parecido que algunos espacios me llenan de energía, mientras que otros, me hacen sentir inquieta y agitada. Nunca había podido encontrar una explicación a estos” fenómenos decorativos” que tenían tanta fuerza sobre mi estado de ánimo, hasta que un día una amiga, que había pasado una temporada en Japón, me invitó a su casa a que probara sus recién estrenadas recetas de sushi.
En cuanto entré a su casa sentí una paz y una tranquilidad indescriptibles, me sentía increíblemente a gusto.
La disposición de los espacios, muy amplios y luminosos, con pocos muebles, pero de colores suaves y líneas cuidadas.
Sobre todas las cosas, me enamoré de una pequeña mecedora de color beige hecha en madera de fresno en color natural, la tenía junto a un gran ventanal y rodeada de plantas. Me dijo que era uno de sus espacios favoritos de la casa, donde se refugiaba tras un largo día de trabajo, su rincón de lectura y meditación.
Al ver que no dejaba de mirar la mecedora con una expresión de mucha curiosidad, me dijo que se la había comprado en una de sus empresas favoritas de muebles para el hogar, Sillería Aragonesa, lo cierto es que me sorprendió que, habiendo viajado por todo el mundo, su empresa favorita fuera una de nuestra ciudad, pero me alegré, porque en cuanto pudiera iba a ir a por ese mismo modelo de mecedora.
Le comenté lo bien que me sentía en su casa y que hacía tiempo que me preguntaba cuál podía ser la razón de que en unos sitios me sintiera tan relajada, mientras que otros me produjeran tanto estrés.
Feng Shui. Una sabiduría milenaria al servicio de tu Bienestar
Para mi amiga estaba clarísimo se trataba del Feng Shui. Al parecer, los orígenes del Feng Shui se remontan a hace más de 3000 años en la antigua China. Según esta sabiduría, se afirma que existe una fuerza energética, el Chi que mueve todo lo existente. Esta fuerza energética dependiendo de las características del entorno, del medio ambiente, colores, formas, disposición de los objetos podía transformarse en energía negativa o Sha Chi.
Así, el Feng Shui es la ciencia o el arte que estudia cómo se mueven esas energías, como se comportan, y cómo afectan al ser humano. Según el Feng Shui si no hay armonía y equilibrio en nuestro entorno, no puede haberla en nuestra vida. Por lo que, es muy importante seguir los consejos de esta sabiduría milenaria para conseguir el máximo bienestar desde nuestro propio hogar.
Mi amiga me dio un par de consejos de cómo disponer mi habitación según el Feng Shui, si bien de forma intuitiva había acertado con muchas de las pautas que me sugirió.
Lo primero que me recordó es que cada espacio de nuestra casa nos pertenece como una fotografía de lo que somos, y de todos los espacios, el dormitorio era el más importante, ya que es nuestro espacio para el descanso.
Según el Feng Shui es muy importante mantener el dormitorio limpio y ordenado, ya que la acumulación de cosas impide que te lleguen las oportunidades.
Además, la forma del espacio debe ser lo más regular posible, lo mejor es que un dormitorio sea rectangular o cuadrado que son un reflejo de equilibrio y armonía.
En cuanto a la orientación del dormitorio, lo mejor es situarlo en la parte posterior de la casa, más concretamente en la zona Norte de la misma, de este modo se consigue estimular una mayor introspección, calma interior y descanso.
Los colores pastel y tonos suaves también son mucho más adecuados, así como un mobiliario para el dormitorio sobrio y ligero, siempre con la intención de crear una atmósfera de relax y confort.
En cuanto a la disposición de la cama, lo ideal es que desde la cama se pueda ver la puerta, esto transmite seguridad y tranquilidad. Por otra parte, no debemos de dormir de modo que los pies queden delante de la puerta, como tampoco debemos poner la cama entre la puerta y una ventana.
Una pared detrás de la cama, también ofrece mayor sensación de seguridad y protección. Según el Feng Shui la cama debe de tener un cabecero para evitar el contacto directo con la pared.
Tampoco debemos de colocar ningún tipo de espejo en el dormitorio, ya que estos expanden la energía, así como evitar el uso de aparatos electromagnéticos que pueden afectar a la calidad del sueño.
Me parecieron muy buenos consejos y, aunque hasta la fecha no tenía ninguna noción de esta milenaria sabiduría china, lo más curioso es que, a medida que mi amiga me iba indicando cada cosa, sentía que por pura intuición así es cómo había dispuesto todo en mi habitación.
Al despedirme, invité a mi amiga a otra cena, esta vez en mi casa, para seguir hablando de este tema tan interesante. Ahora sabía que existía una ciencia que corroboraba algo que siempre había intuido, y es que la forma en que tienes tu hogar te ayuda a conseguir un mayor bienestar, armonía y equilibrio en tu propia vida.
Está claro que quería saber todo lo que pudiera sobre el Feng Shui. Me daba la sensación de que, ahora que mi amiga me había abierto esta pequeña ventana a estos conocimientos no iba a poder parar de profundizar en ellos.
Me fui de la cena muy contenta, pero había algo que no podía sacarme de la cabeza: esa preciosa mecedora de madera de fresno. Sabía que ese era el elemento que le faltaba a mi sala de estar para ser perfecta, me ponía nerviosa solo de pensar en las horas de mi tiempo libre que dedicaría a mecerme en ella y simplemente disfrutar de toda la tranquilidad de mi mejorado salón.