Cómo ser instructor de Mindfulness.

Muchos seguidores del Mindfulness y de la meditación son auténticos divulgadores de estas disciplinas. Difunden entre los demás los beneficios que estos planteamientos les han reportado a sus vidas. Si lo desean, pueden capacitarse con un título oficial como instructores, ayudando a los demás  y desarrollando una carrera profesional acorde con sus valores.

El instructor de mindfulness es un facilitador. Alguien que acompaña a otros practicantes en un camino profundo de crecimiento personal.

Uno puede pensar que para ser instructor necesita un largo proceso de formación. Toda una vida dedicada a la meditación, para al final estar capacitado para transmitir su enfoque. Algo así como el personaje de David Carradine en la serie Kung Fu, en los años 70. En la que, después de formarse durante toda su juventud en un monasterio budista, decide salir a la calle y recorrer los caminos en busca de gente a la que ayudar.

Nada más lejos de la realidad. Existen centros de formación que imparten cursos, muchos de ellos reglados, que capacitan al interesado para que pueda trabajar como instructor. Los cursos no son especialmente largos, pero sí requieren una cierta vocación.

El instructor de mindfulness es un perfil muy solicitado en la actualidad. Según nos comentan los profesores de Escuela de Crecimiento, un centro que imparte online un curso de formación para instructores, homologado por la Universidad Europea Miguel de Cervantes, cada vez más personas e instituciones buscan profesionales de la meditación para trabajar en ambientes sociosanitarios, centros educativos e incluso en el mundo de la empresa.

Qué se estudia para ser instructor de Mindfulness.

Estos cursos suelen tener una duración aproximada de unas 250 o 300 horas. Incluyen teoría y práctica. Aunque a ellos suelen acudir profesionales de la psicología, la psicoterapia y el ámbito de las relaciones humanas, con el objetivo de complementar su formación, en realidad va dirigido a cualquier persona que desee formarse como instructor, desde la concepción del mindfulness como un camino hacia el desarrollo personal y/o profesional.

Estos cursos tienen como objetivo dotar a los futuros instructores de conocimientos y herramientas sobre los conceptos y técnicas de esta disciplina, sobre su historia y sobre su visión de la vida. Saber adaptarlos a la práctica, con capacidad para diseñar clases, jornadas, monográficos, retiros espirituales, talleres, etc. Y aprender a integrar sus nociones en los diferentes ámbitos en los que se puede trabajar. Desde un colegio, para ayudar a los niños a concentrarse, un centro sanitario para tratar la ansiedad o una empresa para poder superar el estrés. En los cursos es fundamental el perfeccionamiento de las técnicas de meditación. Ya que el instructor predica con el ejemplo.

Aunque estos cursos están compuestos por un temario bastante detallado, con recursos complementarios en video, audio y bibliografía, lo más importante es el enfoque y nivel de conciencia que adquiere el alumno sobre el mindfulness. Así lo explica Alba Valle, psicóloga clínica e instructora de mindfulness, en una entrevista que le hicieron para el blog Padres Rebeldes.

Alba dice que siempre le preocupó descubrir por qué la gente sufre. Esto le llevó a estudiar psicología. La carrera no consiguió darle una explicación. En sus propias palabras, los estudios están demasiado centrados en las dolencias psíquicas, pero no explican cómo funciona el ser humano. El mindfulness comenzó a darle unas respuestas que no encontró en la universidad.

Para Alba Valle, la salud es el estado natural del cuerpo, y el bienestar el de la mente. Cuando no tenemos ese bienestar es porque algo no funciona. Existe un desequilibrio entre nuestros valores y la realidad. La gente tendemos a pensar en el pasado o en el futuro. A cavilar de diferentes formas: pensar qué hemos hecho mal, imaginar cómo saldremos de esa situación, enfadarnos con nosotros mismos o con las circunstancias. Pero no encarar el presente, que es donde ha surgido el problema. Analizar la situación, tomar conciencia, poner distancia y dejar que las ideas o emociones se vayan.

Precisamente, el mindfulnes educa en vivir el aquí y el ahora, con conciencia plena. Y no evadirnos del momento que estamos viviendo con otros pensamientos.

El instructor es un practicante del mindfulness.

En una entrevista que hicieron al instructor Andrés Martín Asuero, autor del libro “Plenamente. Mindfulness o el arte de estar presente”, en el periódico El Diario Vasco, se deduce que un profesor de mindfulness no es un gurú o un orientador. Ante todo es una persona que practica esta filosofía, y que desde su práctica la comparte con los demás.

Dice Andrés que lo primero que hace cada mañana, nada más levantarse, es sentarse en la cama y dedicar 30 minutos a la meditación, centrándose en la respiración. Dice que en esos momentos, a veces, se le viene a la cabeza las imágenes de la película que vio la noche anterior y comienza a pensar en las cosas que tiene que hacer en las próximas horas. Entonces, él pone distancia mentalmente, deja que esos pensamientos se diluyan y se vuelve a concentrar en la respiración. De esa forma comienza el día más sosegado, más tranquilo.

Andrés comenta que si practicamos a menudo estos entrenamientos contemplativos cambiará nuestra personalidad y la percepción que tenemos de la realidad. Conseguimos no sobredimensionar las preocupaciones y tomamos decisiones menos condicionadas.

Pensamos que concentrarnos en lo que estamos viviendo en el momento puede ser agotador, cuando lo que nos agota es elucubrar continuamente. La gente tendemos a estar maquinado todo el tiempo. A dar vueltas a las cosas en nuestra cabeza. A recordar el pasado o a fantasear con el futuro. Eso es más agotador que estar pendiente de la conversación con la persona que tenemos delante. Cuando es lo que realmente está sucediendo.

El mindfulness es la sabiduría de aceptar la realidad tal y como es. De darnos cuenta de que cosas no podemos cambiar y esforzarnos en aquellas que sí podemos transformar.

Andrés dice que durante mucho tiempo se ha considerado el estrés como una situación natural. Una manifestación de que la persona estaba activa. Con el tiempo nos hemos dado cuenta de que el estrés es la causa de muchas enfermedades mentales. La base de muchas bajas laborales que se producen en las empresas. Ahora se ve como un problema que hay que resolver, cuando siempre lo ha sido. La persona cuando se encuentra bajo una fuerte presión tiene dificultades para tomar decisiones acertadas, afecta al talento, la creatividad y la innovación.

Someter a la gente a situaciones de estrés puede ser productivo a corto plazo, pero en un periodo largo genera apatía, falta de confianza y desgaste en las relaciones. De ahí, que plantearse la vida de una forma más relajada, no solo es beneficioso para uno, sino para el conjunto.

Ideas de trabajo.

Una vez superado el curso y adquirido el punto de vista necesario para impartir esta disciplina queda ponerla en práctica y compartirlo con los demás. El mindfulness tiene un campo de trabajo de lo más variado y diverso.

Una de las alternativas es impartir talleres en centros cívicos o universidades populares. Con frecuencia estos centros planifican actividades de este tipo para los vecinos. Una de las ventajas que tiene trabajar allí, es que ellos ponen los medios y se encargan de la difusión. Estos centros sociales, como funcionan habitualmente, es que alquilan una sala al monitor. Pagado el alquiler mensual, todo lo demás son beneficios. En algunos centros cívicos exigen un número mínimo de matriculados para ceder un espacio.

Otra de las opciones es ofrecer nuestros servicios a una institución pública o privada. Desde trabajar en un colegio para ayudar a los niños a concentrarse hasta organizar seminarios en las empresas para tratar el estrés. Muchos psicólogos y terapeutas ven en el midfulness una valiosa terapia para tratar trastornos graves como la ansiedad o la depresión. Buscar la colaboración con un gabinete psicológico es una opción interesante.

Por otro lado, algunos alojamientos rurales organizan seminarios y retiros para atraer a los clientes. Son conscientes de que una parte importante de su clientela se desplaza al campo para poder relajarse. Ofrecer actividades de meditación es interesante para ellos.

Sea cual sea la opción que se elija, es importante llevar a delante un trabajo de difusión por internet y crear una comunidad que siga al profesional. Para eso es bueno montar un blog en el que se publiquen artículos que afronten los problemas que se plantea la gente y resuelva sus dudas. A todos nos suena el mindfulness, pero sigue siendo un gran desconocido para el público en general.

En esa misma línea, también es importante llevar un trabajo activo en redes sociales. Publicar contenido en Instagram o videos en YouTube, con un enlace a tu blog, que complementa la información que has compartido. Todo este marketing digital es un estupendo porfolio, tanto para buscar trabajo o lanzar proyectos personales como para que te conozcan las personas que asistirán a tus clases.

Ser instructor de mindfulness es una manera de ayudar a la gente a resolver problemas personales que le preocupan, compartiendo un punto de vista y una perspectiva liberadora que te ha servido a ti mismo.

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