Parece que no, pero en breve empieza de nuevo la temporada de bodas y algunas de mis amigas ya están en pleno apogeo de preparación para el día B, de boda. Supongo que es por la edad, llegamos a los treinta y pocos y empiezan a salir bodas hasta de debajo de las piedras, luego vendrá la época de los nacimientos y así seguiremos el calendario. De hecho yo estoy un poco en medio entre bodas y nacimientos.
Cuando yo me casé, hace ya unos 4 años, no fui tan lista como ellas. Elegí un mes caluroso, típico para asegurarte de que no llueve y empecé con los preparativos sin pensar en mucho más, pero ellas han sido más inteligentes porque han mirado previamente en qué meses les puede salir más económica la luna de miel y luego, teniendo eso en cuenta, han elegido de entre esas fechas el mes que más le gustaba o el que menos probabilidad de lluvia tenía, por eso este año me época de bodas no empieza en mayo o junio como suele ser lo normal, la mía empieza en un mes, en marzo, y se alarga hasta octubre.
La parte positiva es que las tengo repartidas y no se me amontonan demasiado, la parte negativa es que cuando la boda se celebra fuera de tu ciudad de residencia tienes que pedir días libres o amoldarte un poco al fin de semana en cuestión y eso suele ser más sencillo en los meses de verano porque las empresas ya están preparando las vacaciones de sus empleados. De hecho, la primera boda de este año la tengo en Sevilla porque el chico es de allí y como mi amiga se quedó enamorada de esta hacienda para bodas en Sevilla cuando fueron a visitarla decidieron hacer allí la celebración.
En parte me hace mucha ilusión porque nunca he visto Sevilla y supongo que, si me dan los días en el trabajo, aprovecharé para visitar un poco la ciudad. Lo que no me gusta un pelo es que me han pedido el favor de que me quede de encargada del vino. Resulta que hace unos años fueron a esta cata de vinos en Alicante, la ciudad donde resido, y les encantaron tanto los vinos de esta bodega, Bocopa, que les han pedido a ellos varias cajas para servir durante el banquete. Se supone que está todo organizado pero como están tan nerviosos y ellos desde Sevilla no podrían encargase, me han pedido a mí que les llame la semana de antes de la boda para comprobar que envían el pedido a la hacienda y que todo está en orden.
En principio es una tontería y no tiene por qué pasar nada pero mi miedo es que cuando llame me digan que hay algún problema o me hagan alguna pregunta que no sé responder y meta la pata. Probablemente estaré exagerando pero no me gusta un pelo tener que encargarme de algo así. Imaginad que Bocopa manda el pedido estupendamente y luego la compañía de mensajería se retrasa o rompe alguna caja de vinos… ¿cómo arreglo yo eso?
En fin, el caso es que tengo esa boda en marzo, dos en junio, agosto de descanso, en septiembre una y en octubre otra. Cuatro bodas el mismo año y no puedo repetir modelito, o al menos eso es lo que se suele decir por ahí porque igual yo me apaño con dos vestidos, uno para una boda de amigos y otra familiar, y el otro para las que quedan que no se conocen entre sí, así no me verán repetir que, aunque creo que eso es muy snob, la realidad es que no queda bien verte en fotos de distintas bodas con el mismo atuendo.
¿Y vosotras, cómo vais de bodas este año? Si tenéis muchas es porque tendéis una edad similar a la mía… ¿me equivoco? Seguro que no.