La leyenda del hilo rojo seguro que la conoces. Dice que existe un hilo rojo que nos conecta a dos personas que están predestinadas a pasar juntas el resto de su vida, sin importar el sexo, el lugar de procedencia, la edad, las situaciones vividas. Pues bien, en este caso yo soy de los que pienso que más que a personas, este hilo nos une también a lugares, y esto es lo que a mí me ocurrió con Belicena en Granada.
Existen historias de amor entre personas que llaman la atención, incluso sacan películas de cine, pues bien, en este caso lo que puede hacer es llevar a la gran pantalla, mi relación se debe a que el hilo rojo nos une desde muchos años atrás. Todo comenzó cuando tenía 12 años y nos llevaron a una excursión de fin de curso. Pues bien, el pueblo elegido era Belicena. Pero para ser sinceros, de esa tiempo solo recuerdo que nos lo pasamos muy bien, que salimos a ver paisajes que eran muy chulos, pero nunca, nunca pensé que años después el hilo nos había a cruzar de nuevo en el camino.
Y fue de la manera más bonita. Conociendo al amor de vida en la universidad de Granada y me dijo que su pueblo era Belicena. Os juro que al principio no caía en que era ese pueblo. Hasta que después de unos meses de relación, comenté a mis amigos que estaba saliendo con una chica de este pueblo. Y mi amigo Hugo me dijo “pero sí en ese pueblo es el que estuvimos en el colegio de excursión”. Me quedé a cuadros pero así fue. Cuando regresé a la casa de mis padres (me gusta hacer la visita cada 15 días, aunque tendría que ser siempre más), busqué en mis antiguas fotos del colegio. Y ahí estaba esa foto que ahora nos sonroja. Comienzos de los años 90 y ahí estábamos todos con el famoso chándal de colorines. Esos años no había redes sociales (por suerte) ni las modas de estos años. Nos vestíamos con lo clásico y con lo que nos mandaban nuestros padres, en especial, la mama.
Y así es como volvió a mi vida, gracias al hilo de rojo. Años después la que fue mi novia ahora es mi mujer. Y sí, nos casamos allí. Lo hicimos en un sitio muy bonito. La iglesia de Belicena, la más antigua de las tres del municipio, es un templo dedicado a San Sebastián, construido sobre el solar anteriormente ocupado por la mezquita.
Antes conocida como «Bencilema«, Belicena fue la primera población estable fundada en su término municipal. Nada más concluida la Reconquista, este pueblo se repobló con cristianos a partir de 1492. Fue un municipio independiente hasta 1976, cuando se fusionó junto con Purchil y Ambroz en un solo municipio llamado Vegas del Genil, recayendo la capitalidad municipal en el núcleo purchileño.
Fiestas
Y sí, uno no es de un pueblo hasta que no conoce las fiestas patronales. Esos días de diversión de reecuentro donde todo vale. En este caso, se celebra el día 25 de abril las fiestas populares en honor a San Marcos. Por la mañana se saca en procesión la denominada letanía, con las imágenes de San Marcos y San Sebastián. Al mediodía, tras la misa mayor se celebra el típico refresco. Y por la noche se procesiona el Cristo de la Misericordia y la Virgen del Rosario. Son días de mucha emoción, diversión y, sobre todo, reencuentro con tus seres más queridos. En mi caso, siempre cogí mucho cariño a todos los vecinos, porque me trataron muy Bien. Incluso hubo una época que me querían presentar para ser alcalde.
Y ahora somos dos habitantes más de los casi 3.200 habitantes que somos durante el año. Hasta el punto que decidimos irnos a vivir a una casa heredada de su abuela por mi mujer. Es cierto que no estaba en buenas condiciones, pero aquí entra en juego una reforma integral que hicimos con los profesionales de Reforma Integral Granada. Y la verdad es que gracias a ellos pasó de ser una casa molinera a convertirse en un palacio, con cuatro habitaciones, salón, merendero y hasta piscina. La envidia de todos amigos que quieren que todas las comidas y cenas las hagamos en mi casa.
Y así es como el hilo rojo me volvió a unir a Belicena, mi rincón favorito que ahora no lo cambio por nada en el mundo. Bendito hilo rojo.