Según la Encuesta sobre Alcohol y Drogas en España (EDADES) 1995-2019/20, el alcohol es la sustancia psicoactiva más consumida en nuestro país. Esta encuesta publicada por el Ministerio de Sanidad destaca que el 5,2% de la población de 15 a 64 años presenta un patrón de consumo de riesgo. Beber demasiado y muy rápido puede causar un deterioro significativo de la coordinación motora y el control de los impulsos. Además, seguir bebiendo a pesar de presentar estos síntomas puede provocar una sobredosis de alcohol.
Varios estudios han comprobado que los adolescentes y los universitarios que beben pueden estar en mayor riesgo de sobredosis de alcohol. Beber demasiado puede abrumar la capacidad del cuerpo para eliminar el alcohol de la sangre y tener graves consecuencias para la salud. Los jóvenes no ven el consumo de alcohol como un problema, ya que tiene un componente social muy importante en nuestra cultura. La ley prohíbe la compra de bebidas alcohólicas a los menores, pero en la actualidad el alcohol está muy presente en el tiempo libre de los jóvenes porque ellos recurren a amigos mayores para conseguir esas bebidas.
Se estima que más de dos millones de personas mueren todos los años en el mundo por el alcohol, ya que está adicción está asociada a muchos problemas de salud, como enfermedad cardiovascular, hipertensión arterial, problemas digestivos, etc. El alcohol puede generar dependencia y la persona que sufre esta adicción no puede controlar su consumo de alcohol, y en los casos en los que intenta dejar de beber muestra ansiedad, pérdida del control, fiebre, sudoraciones o temblores.
El Mundo informa que «la última Encuesta Global sobre Drogas, en la que se incluían 22 países, arrojó datos en los que mostraba que la ciudadanía de Australia, Dinamarca y Finlandia es la que más días se emborracha al año (26,7 días el primero y 23,8 días los dos últimos). Mientras que España se encontraba en el puesto decimoctavo. Asimismo, este estudio dejó claro que no es lo mismo beber alcohol hasta emborracharse que hacerlo con control, pues los efectos son muy diferentes».
Esta adicción origina daños en la salud y en la vida social. El consumo excesivo de alcohol puede dañar el corazón, causando miocardiopatía (estiramiento y caída del músculo cardíaco), y arritmias (latidos cardíacos irregulares). También afecta al hígado y puede provocar problemas e inflamaciones hepáticas, como hígado graso, hepatitis alcohólica, fibrosis y cirrosis.
El consumo excesivo de alcohol hace que el páncreas produzca sustancias tóxicas que pueden conducir a la pancreatitis, una inflamación de los vasos sanguíneos que impide la digestión adecuada. Varios estudios han comprobado que está adicción causa varios tipos de cáncer. El alcohol de forma intensiva aumenta los riesgos de ciertos tipos de cáncer:
-Cáncer de cabeza y cuello, incluidos los cánceres de cavidad oral, faringe y laringe.
-Cáncer de esófago.
-Cáncer de hígado.
-Cáncer de mama.
-Cáncer colorrectal.
Además, beber demasiado puede debilitar el sistema inmune, porque el consumo excesivo disminuye la capacidad del cuerpo para evitar las infecciones. Las personas que sufren esta adicción son más propensas a contraer enfermedades, como la neumonía y la tuberculosis, que las personas que no beben demasiado.
Los especialistas en sesiones de la metodología del Instituto This Naked Mind y la Psicología de la Afectividad Liminal para dejar de beber de la empresa Remember the now nos explican las causas y factores de riesgo del alcoholismo:
–Factores individuales: edad, sexo, genética, baja autoestima, elevada impulsividad, estilo de vida estresante, etc.
–Factores ambientales: circunstancias familiares y estatus socioeconómico.
–Factores sociales: disponibilidad de alcohol, nivel de desarrollo económico y normas sociales.
Si la persona alcohólica quiere dejar esta adicción deberá acudir a centros especiales con especialistas de la medicina y la psicología. Es importante la voluntad de la persona que sufre esta adicción, porque si no acepta los síntomas no dejará el alcohol y sufrirá recaídas constantemente. Deberá pedir ayuda, reconocer su problema con el alcohol y acudir a un especialista adecuado para que esta adicción pueda ser tratada.
Para iniciar el tratamiento, el psiquiatra realizará una historia clínica completa y optará por un tratamiento individualizado. También se encargará de realizar pruebas analíticas e intervenciones psicoterapéuticas y farmacológicas. Varios estudios han comprobado que las mujeres que beben son más propensas a desarrollar hepatitis que los hombres que beben la misma cantidad.
El alcohol reside en el agua corporal y las mujeres tienen menos agua en sus cuerpos que los hombres. La toxina se disuelve antes en agua que en grasa, pero el cuerpo femenino tiene un 55% de agua en los tejidos y el cuerpo masculino un 60. Además, las mujeres tienen menos masa corporal y más grasa corporal, lo que conduce a una absorción más rápida de alcohol en la sangre.