El tiempo de ocio es como una bendición caída del cielo. Gracias a él podemos encontrar momentos de respiro y de asueto entre tanto agobio y estrés con los que nos enfrentamos durante las duras jornadas de trabajo. Para disfrutarlo, aprovecharlo y exprimirlo tenemos un buen abanico de alternativas: leer, escuchar música, salir a tomar algo con los amigos…y viajar.
Esta última alternativa es la preferida por mucha gente (y cada vez más) que decide pasar sus vacaciones o días libres en ciudades que no conoce o a las que le gusta acudir de manera asidua. Para organizar una escapada es importante poder contar con un hotel que sepamos que no nos va a defraudar y en el que se nos oferten los mejores servicios posibles.
He podido disfrutar de unas merecidas vacaciones en el trabajo durante las dos primeras semanas de noviembre, y en común decisión con mi mujer e hijos, hemos rendido visita a Sevilla. Teníamos ganas de ver una ciudad como ésta. Nunca antes habíamos estado y muchos de sus monumentos, como La Giralda o la Torre del Oro, nos llamaban la atención. La capital andaluza nos esperaba para este mes de noviembre pero todavía teníamos muchas cosas por decidir. Entre ellas, el hotel en el que hospedarnos.
Conscientes de lo importante que resulta hacerse con un buen alojamiento cuando se realiza un viaje en similares condiciones, iniciamos la búsqueda de hoteles en la ciudad a través de Internet. Apenas nos costó elegir el lugar de hospedaje, ya que la primera de las opciones por la que nos interesamos fue el hotel de lujo Mercer Sevilla, que además acababa de abrir sus puertas.
Para tratarse de un hotel de lujo nos encontramos con unos precios completamente asequibles. Como es evidente, al preparar las vacaciones también hemos tenido en cuenta el presupuesto con el que contábamos y ¡fijaos cómo sería el precio de hospedarse en el hotel que nos cuadraba perfectamente con lo que pretendíamos gastarnos en primera instancia!
Reservamosdos habitaciones online y comenzamos a preparar nuestro planning para no perdernos un solo detalle de la ciudad. No pretendíamos dejarnos nada en el tintero y fueron cinco los días que decidimos pasar en la ciudad hispalense. Nada más hacer oficial la reserva pude ver la cara de ilusión en los rostros de mis hijos y el de mi mujer. Nada mejor aquello. El mejor precio que uno puede desear.
Cinco días que recordaremos para siempre
El día D llegó y emprendimos el camino hacia Sevilla. Al llegar pudimos comprender el por qué de la extraordinaria localización del: se situaba entre el margen derecho del río Guadalquivir y tres monumentos como la Torre del Oro, el Palacio de los Reales Alcázares y la Catedral de la ciudad. Casi nada. Estábamos a nada de los tres y en incluso unas horas los podríamos visitar todos.
En cuanto al interior respecta, el hotel era espectacular. Un servicio de primera calidad, unas amplias y acogedoras habitaciones y un restaurante con menús exquisitos hicieron nuestras delicias durante los cinco días de estancia. La ciudad nos encantó a pesar de haberla visitado en pleno otoño y no haber podido disfrutar de las geniales temperaturas de las que goza en los meses de abril o mayo. Lo pasamos en grande. Creo que han sido una de las mejores vacaciones que he tenido en mi vida y desde luego ha sido la mejor experiencia desde que he formado una familia.
Sin embargo, los días pasaron y llegó el momento de marcharse. La verdad es que nos dio mucha pena tener que irnos, pero sin duda en la cabeza de cada uno de nosotros revoloteaba la posibilidad de volver en el futuro. Y revolotea. Una ciudad de ese estilo y un hotel de esa categoría lo merecen.