A todas nos gusta lucir un rostro luminoso, limpio y libre de impurezas y arrugas. Mantener la piel tersa y joven es el objetivo de toda rutina de belleza facial. Las impurezas que se acumulan diariamente en los poros de nuestra piel, deben ser eliminadas para evitar la aparición de esos puntos negros, espinillas y toda suerte de imperfecciones que pueden tener cabida en la piel del rostro. Para prevenir su aparición y mantener la piel limpia, sana y joven, nada como una rutina de cuidado facial, adaptada a cada tipo de piel.
Expertos en cosmética como PIBU Cosmetic, apuestan por productos lo más naturales posibles para este fin y nos ofrecen unos consejos y pautas para realizar la rutina más adecuada. Partiendo de la base de que existen varios tipos de piel y de cómo influyen otra serie de factores como la edad, siempre hay una rutina para cada persona, aun así, en líneas generales, la limpieza debe ser siempre siguiendo los mismos pasos. La diferencia es el tipo de producto especifico para cada tipo de piel.
Los profesionales, recomiendan una limpieza diaria hecha a conciencia, pero de forma suave y una buena hidratación, ayuda a mantener la piel sana. Los productos para el cuidado facial deben ser de calidad y elegirse en función de cada tipo específico de piel y los problemas cutáneos personales. De esta forma, se protege la piel de la cara frente a las influencias externas agresivas como son el sol, los climas muy cálidos o muy fríos o la contaminación atmosférica. Estos cuidados, contribuyen por igual a aliviar los síntomas de la piel irritada, restablecer su estado sano y evitar que surjan enfermedades cutáneas.
Una pauta de cuidado facial, consiste en cuatro simples pasos que se realizan con la finalidad de cuidar y proteger la piel: limpiar, tonificar, cuidar y proteger, son los pasos básicos para mantener una piel optima, sana y cuidada.
Paso a paso: como hacer una limpieza facial
No es un misterio. Tampoco requiere de habilidades especiales. Limpiar la cara convenientemente, no conlleva la necesidad de poseer alguna destreza como podría ocurrir con el maquillaje. Para empezar, basta con hacer una limpieza. Concienzuda, eso sí. Este es el primer paso para que el cuidado de la piel sea eficaz. Mediante una limpieza de cutis, se elimina la suciedad, el sudor, el sebo y el maquillaje, al tiempo que se prepara la piel para su posterior cuidado. Cuanto más limpia este la piel, mejor capacidad tendrá para absorber los activos de los productos propios del cuidado facial.
Posteriormente, se aplica una loción tonificante sobre toda la piel facial y se procede a cuidar la piel con productos hidratantes. Para proteger la piel, es fundamental aplicar protección solar, sobre todo cuando la piel va a ser expuesta a los rayos UV nocivos que, son la causa principal del envejecimiento prematuro. Actualmente, la mayoría de cremas de día, poseen un factor quince de protección.
Esta pauta, sencilla y fácil de practicar, debe realizarse dos veces al día, por la mañana y por la noche. En el caso de necesitar o realizar alguna pauta especifica, esta puede variar en función del momento del día o las necesidades concretas de cada piel.
Veamos con mayor detenimiento aspectos como la limpieza y la tonificación y el porque de su importancia. Puesto que para realizar una pauta de cuidado facial efectiva hay que ser constante y empezar por una buena limpieza y tonificación, es conveniente saber cual es el objetivo de estos dos primeros pasos de la rutina.
En primer lugar y, como ya hemos mencionado, la limpieza, elimina la suciedad, el sudor, la grasa y el maquillaje sin que la piel se reseque. De esta manera, se prepara para el posterior cuidado de la misma, haciendo que absorba los productos y sus activos, de manera más eficiente. No es lo mismo aplicar esos productos sobre una piel llena de impurezas que hacerlo sobre una piel limpia.
Este paso, es de gran importancia, sobre todo en esos casos en los que la piel es propensa a padecer acné, pues contribuye a mantener el equilibrio del ph y el proceso regenerativo natural de la propia piel.
Para hacer la limpieza de forma concienzuda, es esencial utilizar una emulsión o gel limpiador, para después, aplicar el tónico. Si se lleva maquillaje de ojos, lo más recomendable, es añadir un desmaquillador de ojos.
De esta manera, se empieza la rutina, aplicando el desmaquillante de ojos, así se elimina de manera suave el maquillaje de pestañas y ojos. Se aplica preferentemente con una gasa de algodón que arrastre toda la suciedad presente en la zona ocular.
Elegir un limpiador adaptado a cada tipo de piel o una emulsión en el caso de la piel propensa a la sequedad. Para pieles mixtas o grasas, se aconseja utilizar un gel limpiador. Estos deben eliminarse enjuagando con agua tibia y evitando el agua muy caliente. Las emulsiones, por el contrario, se aplican y eliminan con una gasa de algodón, aunque también, puede hacerse con agua tibia.
Existen productos tres en uno que proporcionan una combinación de limpiador, tónico y desmaquillante. No obstante, se obtienen mejores resultados realizando los tres pasos por separado.
El agua sola, no es capaz de limpiar en profundidad la piel. Es necesario utilizar un surfactante que disuelve el agua y la grasa, neutralizando la suciedad para eliminarla de la piel. Es fundamental, decantarse por productos suaves para la piel, puesto que el lavado frecuente con jabones comunes o surfactantes agresivos, debilitan la barrera de protección natural de la piel.
En resumen, para realizar la rutina de limpieza que prepara la piel para el cuidado posterior, hay que desmaquillar los ojos (si procede), limpiar la piel con un gel o emulsión adecuado y, tonificar con un tónico facial. Siguiendo estos tres sencillos pasos, ya tenemos preparada la piel para continuar.
Cuidando la piel día a día
Mantener la piel sana conlleva hidratarla y nutrirla de forma regular. Los productos desarrollados para el cuidado de la piel facial, deben hidratar y nutrir la piel de forma adecuada. Con la hidratación se aumenta el contenido de agua en la piel, al tiempo que se protege y estimula la descamación ordenada. Este proceso, se da, cuando la piel se va desprendiendo de sus células muertas y deja una percepción de la piel más lisa y suave. Existen diversos tipos de producto diseñados para abordar y tratar problemas específicos como el envejecimiento, la hiperpigmentación o el acné.
Este tipo de problemas, pueden ser tratados de forma eficaz si se utilizan productos específicos para el cuidado de la piel que es más propensa a padecer este tipo de problemas. La composición de estos productos, cuenta con elevadas concentraciones de ingredientes activos por lo que, generalmente, se presenta en formatos concentrados o serums.
La aplicación de los productos específicos para el cuidado de la piel, se aplican siempre tras las pautas de limpieza y tonificación. Siguiendo unos pasos, en los que se empieza por aplicar los productos específicos para el cuidado de un problema en particular. De esta forma, la piel, va a asimilar los nutrientes necesarios de manera más eficaz.
Posteriormente, hay que aplicar una crema hidratante, de día o de noche, según el momento, con la finalidad de hidratar y nutrir la piel, al tiempo que se le proporcionan los componentes activos necesarios.
Por último, hay que aplicar productos para el cuidado del contorno de los ojos. Esto debe hacerse de forma cuidadosa y siempre, tras aplicar los productos para el cuidado de día o de noche.
En el mercado, podemos encontrar productos para el cuidado facial que pueden aplicarse tanto por el día como por la noche. Otros poseen una formulación para uso especifico en uno u otro momento del día. En el caso de los productos diurnos, algunas cremas hidratantes contienen factor de protección solar, otros, pigmentos para tratar el acné o el eritema, por ejemplo. Los de aplicación nocturna, estimulan el proceso de regeneración celular, pero carecen de factor de protección solar.
Para finalizar con la rutina de cuidado facial, hay que proteger la piel. Esta parte, debe considerarse por igual parte de la rutina diaria. Sobre todo cuando se trata de pieles sensibles o propensas al acné. Cuando hablamos de protección, nos referimos a proteger la piel de la exposición al sol. Unos minutos de exposición contribuyen a producir vitamina D, pero cuando esa exposición es prolongada, se convierte en la causa dele envejecimiento prematuro de la piel.
La mejor manera de proteger la piel, es aplicando cremas de día que contienen factor de protección solar o aplicar un producto específico de protección solar, adecuado para cada tipo de piel. Es decir, teniendo en cuenta el color de la piel (más claras, más sensibles; más oscuras, menos sensibles), los problemas cutáneos, la estación del año en la que nos encontremos, el nivel de exposición en función del clima de la zona y la duración de la misma.
Siguiendo estos sencillos pasos que, además no nos llevan más que unos pocos minutos, nos aseguramos de que nuestra piel, este siempre en las mejores condiciones y luzca radiante.