Después de graduarme en Turismo pasé un par de años un poco perdida, ya que tras mis prácticas profesionales me di cuenta de la complicada realidad profesional que nos espera a los recién graduados en Turismo, y empecé a pensar que la única forma de disfrutar de lo que más me gustaba era simplemente viajando por mi cuenta.
La idea de trabajar en el sector Turístico y tener unas buenas condiciones laborales empezaba a disiparse de mi cabeza. Mi madre me aconsejó que me tomara un año sabático para viajar y que no me preocupara porque seguro que se me ocurriría algo, aunque a mí me parecía que confiaba en mí más de lo que debía. Más adelante me daría cuenta que, precisamente, esa confianza depositada en mí entonces, sería la que más me iba a ayudar en esos momentos.
Al final, fue como si el hecho de que ella confiara en mí me ayudara a ir recuperando, poco a poco, esa confianza que había perdido en mí misma.
Algunos de mis amigos empezaron a hacer masters y pensaban que estaba completamente loca por irme a recorrer el mundo en un momento tan importante, sin embargo, empecé a darme cuenta de que, era precisamente por ello que, sin duda, era lo mejor que podía hacer.
Fue durante mis viajes trabajando en diferentes hostels del mundo donde conocí a diferentes personas que habían llevado a cabo ideas de negocio muy innovadoras.
Avances Tecnológicos y Economías Colaborativas que cambian la forma de hacer Turismo
Algunas de esas ideas las conocía, pero muchas otras no. Me gustó mucho la idea de un emprendedor muy joven francés que había centrado su negocio en la gastronomía. Conocía muy bien la gastronomía de su zona y quería ofrecer una experiencia gastronómica auténtica a los turistas.
Se las arregló para ofrecer productos locales de muy buena calidad a muy buen precio al contactar con agricultores de la zona y hacerles partícipes de su idea. Muchos estaban muy interesados en participar y ofrecer productos artesanales de calidad.
Él se encargó de hablar con las oficinas de turismo, hacer panfletos informativos y crear una web sencilla para publicitar su idea. No tardó en empezar a tener personas interesadas en descubrir la gastronomía local.
Conocer a este emprendedor francés me abrió los ojos, me di cuenta, de que nunca está de más tomar la iniciativa y tratar de hacer cosas nuevas.
También viajando descubrí formas nuevas de negocio como guías turísticos. Ser un buen guía local y conocer varios idiomas puede ser una salida interesante si consigues hacer una empresa de ello. Viajando también me di cuenta de lo importante que es vivir experiencias auténticas, aquellas que fluyen de la forma más natural y que te ayudan a entender la cultura que estás visitando.
Por otra parte, no hay tantas iniciativas que ayuden a hacer un turismo algo más diferente y fue esta la idea que más me cautivó.
Otra de las ideas que más me gustó fue la de una pareja holandesa que había creado una red de habitaciones para alquilar por periodos mensuales o habitaciones especiales de trabajo compartido para ofrecer formas de alojamiento alternativo.
Una vez que volví a Barcelona e inspirada por todas estas ideas de negocios turísticos que había visto durante mi viaje empecé a tener claro lo que quería hacer. Lo bueno es que ahora con esto de poder ser nómada digital tienes mucha más movilidad y, aunque empecé mi idea trabajando desde casa pronto terminé necesitando un lugar físico para reunirme con posibles socios.
Acabé alquilando una oficina en Cacplus, la verdad es que poder disponer de un espacio con un carácter tan profesional en el centro de Barcelona por un buen precio fue de gran ayuda para crecer como empresa.