Todos los años es la misma historia, miles de jóvenes (y no tan jóvenes) inician algún tipo de “dieta milagro” con el fin de perder esos kilos de más, o mejorar su figura, de cara al verano, el bikini y la playa. Todos los años cientos de medios de comunicación alertan del problema, del mismo modo en el que lo hacen expertos nutricionistas, dietistas y endocrinos pero, aun así, una gran parte de la población sigue poniendo en riesgo su salud en pro de un físico que, para colmo, no se suele conseguir.
Las conocidas “dietas milagro” prometen perder una gran cantidad de kilos en muy poco tiempo y, algunas de ellas incluso lo consiguen, pero ¿qué ocurre después? La realidad es que en la mayoría de los casos en los que la llamada “dieta milagro” funciona, lo que ocurre es que nuestro cuerpo empieza a tener carencia de ciertos nutrientes, llegando incluso a la anemia por falta de vitaminas, y una vez terminada la dieta e iniciada una rutina alimentaria como la que teníamos antes el cuerpo experimenta un efecto rebote, o efecto yo-yo, en el que recuperamos los kilos perdidos e incluso alguno extra de regalo.
Tal y como confirman los expertos de esta clínica estética en Murcia, Beyou Salud, a quienes hemos consultado, la mejor dieta para perder peso es cambiar nuestros hábitos alimenticios de modo que ingiramos las calorías que nuestro organismo necesita, ni una más, ni una menos, al tiempo que iniciamos una rutina de ejercicios saludable para nuestra condición física.
Aunque parezca tarea fácil, esto es bastante complicado. Debemos llevar una dieta equilibrada en la que comamos de todo, proteínas, carbohidratos, azúcares, grasas… Sí, sí… grasas también, pero hay que dejar claro que no es lo mismo comer la grasa de un aguacate que la de un bollo industrial. Contar con la ayuda de un profesional que pueda guiarnos en la tarea de bajar de peso es primordial para cuidar nuestra salud y conseguir los resultados que estamos buscando.
Los peligros de las dietas milagro
Por este motivo, un año más, alertamos de los peligros que las “dietas milagro” tienen para nuestra salud. No nos cansamos de decir lo mismo: dieta saca y ejercicio, esa es la mejor dieta de todas.
Algunas de estas dietas son realmente conocidas en el mundo entero, por ejemplo, la Dieta Dukan. Esta dieta en concreto, puede traer consigo problemas de osteoporosis, cálculos renales, insuficiencia renal, cáncer, enfermedad cardiovascular y obesidad debido, sobre todo, a que se basa en no comer los carbohidratos suficientes que nuestro cuerpo necesita, por lo que lo sometemos a una ingesta exagerada de proteínas.
Otras dietas milagro a evitar:
Dieta Enteral Planas: la persona se alimenta por sonda nasogástrica sin ingerir alimentos sólidos durante un tiempo y luego vuelve a introducirlos lentamente con suplementos nutricionales hasta volver a una alimentación normal. Esta dieta es muy agresiva, requiere intervención médica y podría provocar debilidad, daño renal y desórdenes gastrointestinales.
Dieta del grupo sanguíneo: consiste en llevar una dieta específica según tu grupo sanguíneo pero no hay ningún tipo de relación entre el tipo de sangre que poseamos y la grasa de nuestro cuerpo. Además, la prohibición de ciertos alimentos (según tu grupo) puede llevar a carencias, a pasar hambre y a perder musculatura en lugar de grasa.
Dieta de la alcachofa: se basa en comer durante 3 días, y una o dos veces al mes, alcachofa, pan integral, frutas y lácteos. Pero esto, además de no dar muy buenos resultados, puede traer problemas ya que al ser un alimento diurético se pierden varios julos de líquido pero no de grasa, kilos que además volvemos a recuperar cuando se vuelve a una alimentación convencional.
Dieta de la luna: consiste en realizar ayuno total durante dos o tres días completos coincidiendo con el cambio de fase lunar. El ayuno no es un método para adelgazar, ni debe serlo jamás, pues trae consigo pérdida de masa muscular, desequilibrios en el metabolismo y cansancio extremo.
La correcta alimentación es aquella que la dieta incluye de 4 a 5 comidas al día en las que se ingiere todo tipo de alimentos, verduras, fruta, proteínas, etc. Se ha de beber mucha agua y, por supuesto, hacer ejercicio de manera moderada y adaptada a tu estado físico.