Recuerdo que cuando me saqué el carnet de conducir, recién sacador los 18 años, lo primero en lo que pensé es en la libertad que iba a tener al poder conducir mi propio vehículo, aunque fuera uno de tercera mano algo descacharrado y con el seguro más económico que encontré. Pensé que podría ir aquí y allá sin depender de nadie, y que eso sería muy beneficioso para mí. Al final, en esa época, usé el coche sobre todo para ir a la universidad, que podría haber ido en bus, y para salir de vez en cuando con algunos amigos a lugares a los que podríamos haber ido de cualquier otra forma.
Actualmente ir en bicicleta es una de las formas de transporte más aplaudidas, tanto por la actividad que consigue para el usuario como por el ahorro de gasolina que supone y, por ende, sus beneficios para el bolsillo y para el planeta. A día de hoy soy consciente de que al cine podía ir andando, al centro comercial en bus y a casa de mi amiga podía ir también en cualquier medio de transporte público. A día de hoy creo que no era tan importante sacarme el carnet de conducir son 18 años.
Y es que moverme por mi ciudad es bastante sencillo, gracias al transporte público y a mis pies para caminar, y cuando haces alguna escapada se puede contar con otro tipo de opciones.
Hoy por hoy soy de las que piensa que cuánto menos se coja el coche mejor, para nosotros mismos y para el medio ambiente, y cuando no hay autobuses o no hay buena combinación, siempre podremos recurrir al taxi que, aunque sea caro, una vez cada mucho no hace daño.
Digo esto porque realmente no tengo necesidad de coger un taxi salvo una vez cada mucho tiempo. Por ejemplo, cuando voy a coger un vuelo al aeropuerto e ir en autobús me complica mucho todo debido al equipaje, o cuando voy a una zona de la ciudad en la que la combinación de transporte público brilla por su ausencia pero eso puede pasar, como mucho, una vez o dos al año. Esto me lleva a preguntarme ¿merece tanto la pena tener vehículo propio?
Según los profesionales de esta empresa de taxis, si hubiera usuarios suficientes se podría plantear la posibilidad de crear una especie de bonos con el fin de promover el uso del taxi al tiempo que el usuario se ahorra unos euros. Hablamos, por ejemplo, de personas que han de acudir mucho al aeropuerto o a la estación de tren, e incluso de personas que saben que una vez a la semana han de tomar un taxi para ir al hospital a realizarse un tratamiento, por ejemplo. Con un bono de 5, 10 ó 15 viajes en taxi de esos trayectos concretos podrían ahorrar una media de 1 o 2 trayectos por bono y asegurarse así el taxista de tener ese cliente durante “X” tiempo.
Es más, para aquellos que necesitan moverse con coche o moto privada por motivos de trabajo tengo otra pregunta ¿si no sales de la ciudad, merece la pena el carnet de conducir? Y es que entre la escuela que has de pagar, las prácticas y las tasas de los exámenes podemos hablar de un desembolso de 1500 euros, un dineral que a un joven de 18 años se le puede hacer un mundo conseguir. De hecho, no sé ni cómo llegué a conseguirlo yo.
Coches sin carnet
Hace cuestión de un mes, más o menos, conocí Urbancar, coches sin carnet, y pensé en que quitando el ahorro en el gasto del carnet de conducir, este tipo de vehículos no tenía la más mínima ventaja para mí. No obstante, después de pensarlo detenidamente, he cambiado de idea.
Pienso en que si yo no tuviera carnet ni vehículo podría ver en la posibilidad de valerme de un coche sin carnet para atajar los problemas que conlleva el tener que depender siempre del transporte público, y si ese coche sin carnet encima es eléctrico, pues mejor que mejor.
Por ejemplo, yo me muevo casi siempre en bicicleta pero hay veces que por tiempo, distancia, o porque voy con alguien ese medio de transporte me resulta inadecuado. Entonces recurro al autobús, o al metro/tram que haya en la ciudad, pero aun así hay zonas en las que la combinación de transporte público es deficiente y entonces no me queda otra que recurrir al vehículo privado o al taxi. Y en esos casos ahora pienso, ¿y si me hubiera ahorrado el carnet de conducir y llegados estos casos tuviera un coche sin carnet eléctrico que poder utilizar? ¿No sería fantástico? No contaminaría casi, lo usaría poco, y no necesitaría nada más.
El problema es que para mí llegaron demasiado tarde, en mi época no había, ¿pero y ahora, no sería más viable que un coche tradicional para un universitario actual?